domingo, 7 de diciembre de 2008

Le phare du bout du monde. Ushuaia

sábado, 6 de diciembre de 2008

El Aleph

No creo que una imagen pueda asemejarse mínimamente al título de la entrada, so fuera ilustraciones.

א. Código html &#1488. Aleph. Primera letra del alfabeto hebreo. En matemáticas ordinal infinito que no es equipotente a ningún ordinal más pequeño, a saber que será eso de equipotente. Pero no estoy pensando en eso, si no en El Aleph. Uno de los cuentos más famosos (Borges) y de los mejores que he leído. O quizá estaria mejor decir uno de mis preferidos y el mejor que he leído.

Preferiría no contar el argumento, pero como nadie lo va a leer a partir de la recomendación de un tipo que escribe con una sola mano en un círculo, ya de por sí muy reducido, de personas como son los que pueden leer esta entrada o/y blog, pues tampoco voy a cortarme.

Lo más probable es que el cuento sea en clave de humor (junto con algunas rencillas pendientes a las que intenta aludir con algún paralelismo), pero hay quienes lo tratan desde un lado filosófico-existencialista (que palabra fea joder) que ya toca temas totalmente extraliterarios. Genial descripción sucesiva de lo que Borges ve simultáneamente en el Aleph: [...] vi la circulación de mi propia sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero qué ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo. Pero el todo no es mayor que alguna de las partes. Es por eso que es un punto pequeño situado en un ángulo concreto en un escalón de un sótano. La historia se centra en la relación que mantienen dos escritores a partir de la muerte de un nexo, Beatriz. Sólo cuando uno de ellos es consciente de que pueden quitarle su secreto, es cuando se lo cuenta a Borges.

Mientras escribo me estoy percatando que cada vez hablo más de literatura (a pesar de ser casi un ignorante en ese tema) y menos del resto. Quizás me equivoqué en mi pasado académico. Me lo haré mirar. Tendré que ver otra vez El Club de los Poetas Muertos.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Alertas de fotografía

Instantes antes de la muerte del fotógrafo japonés Kenji Nagai en los disturbios de septiembre pasado en la antigua Birmania.


Premio pulitzer 2008. De fotografía, claro. Adrees Latif.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Decálogo del perfecto cuentista

Porque lo bueno de esto es que las letras, si las pulsas con la izquierda, son las mismas que cuando las pulsabas con tu mano buena:





I
Cree en un maestro —Poe, Maupassant, Kipling, Chejov— como en Dios mismo.
II
Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.
III
Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.
IV
Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.
V
No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.
VI
Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba el viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.
VII
No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.
VIII
Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.
IX
No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.
X
No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.



Horacio Quiroga

viernes, 14 de noviembre de 2008

Una tarde de viernes


La verdad es que estaba siendo una siesta bastante placentera y esperada durante toda la semana, cuando acaba de la peor forma: interrumpida. El término siesta a veces es un poco vago, no sé si a dos horas de sueño por el simple hecho de no ser de noche puede llamarse siesta, o excede en el término temporal el significado de esa palabra. La cuestión es que sonó el tiembre. En alguna otra ocasión hubiera caminado hacia la puerta maldiciendo al intolerante hacia conmigo que se encontraría en la puerta. Pero total, era viernes. Abro la puerta y está una mujer con un folleto. Argg. Algo vende. Exacto, vendía religión, o pseudoreligión. Nunca entenderé los que tratan de captar adeptos como si de vender planes de pensiones se tratara. Si tan buena es su religión, ¿Por qué me hace ese gran favor de vendermela en mi mismísima puerta? Una vez oí a una persona una frase que me gustó. Empezaba así: la obcecación es síntoma... ¿De qué? El resto no me acuerdo, pero en el momento me impresionó, tendré que inventarme un final. A lo que íbamos, tenía dos opciones: optar por decir que no me interesaba y quitármela de encima como pudiera, o hablar todo lo que pienso sobre el tema que trataba el folleto: Dios. Ahora que voy a empaparme de Nietzsche parece que es buena época para ordenar todos mis pensamientos místicos, masones o religiosos, sin embargo opté por la primera opción. Qué coño. Creo que estábamos en desigualdad de oportunidades. Es como cuando hablas de política con un militante de algún pseudopartido. Tienes la ventaja de saber cuales van a ser sus argumentaciones. Es un poco rollo, sí. El folleto en sí tiene seis preguntas. Pero la que más me gusta es:


¿Hay alguna esperanza para los muertos?

Algunos saben lo que pienso de esta pregunta, y muchos de esos algunos se sorprenden y me rectifican con sus pensamientos, pero sobre esa rectificación yo tengo una ventaja, y es que nadie puede debatirme con pruebas lo que yo pienso. Así que tampoco vamos a pelearnos. Good night and good luck!

martes, 11 de noviembre de 2008

Yo no creería más que en un dios que supiese bailar

Extraigo un fragmento:


Del hijo y del matrimonio


Tú eres joven y deseas para ti hijos y matrimonio. Pero yo te pregunto: ¿eres un hombre al que le sea lícito desear para sí un hijo?
¿Eres tú el victorioso, el domeñador de ti mismo, el soberano de los sentidos, el señor de tus virtudes? Así te pregunto. ¿O hablan en tu deseo el animal y la necesidad? ¿O la soledad? ¿O la insatisfacción contigo mismo?
Yo quiero que tu victoria y tu libertad anhelen un hijo. Monumentos vivientes debes erigir a tu victoria y a tu liberación Por encima de ti debes construir. Pero antes tienes que estar construido tú mismo, cuadrado de cuerpo y de alma.



Así habló Zaratustra. Friedrich Nietzsche. Creo que se escribe así. 3 euros, Feria del Libro. Promete.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Mamma mia!


Divertida comedia, o musical, o comedia-musical. Divertida y arriesgada Meryl Streep. Tenía ganas de verla porque últimamente oí mucho Dancing Queen. Sí, me gusta ABBA.





Dancing Queen. Mamma mia.