Mantener las cosas simples. Principio de economía. Principio de parsimonia. Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem. Todo viene a referirse a lo mismo, y es que según estos principios existe una premisa muy simple que hace referencia a un tipo de razonamiento: en igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la más correcta. Se le atribuye a Guillermo de Ockham, un fraile franciscano inglés del siglo XIV. Los entes no deben multiplicarse sin necesidad. Dicho principio filosófico debemos aplicarlo a nuestro proceso de razonamiento de una manera permanente para lograr un razonamiento más lógico y con una mayor probabilidad de acierto. Un ejemplo lo encontramos al intentar explicar la caída de una manzana al suelo:
- Puede ser que unos duendes traviesos invisibles la han movido hasta el suelo por el simple hecho de molestar.
- La madurez propia de la fruta y su débil rabito que la sujetaba al árbol más el efecto de la gravedad han producido la caída.
El criterio de Occam nos obliga a elegir la segunda alternativa, ya que la primera implicaría aceptar unos postulados mucho más complejos.
Este criterio puede utilizarse en muchos campos, existe Occam para lingüistia, economía, también para teología e informática... Evidentemente esta navaja no se ha salvado de críticas, lo que dió origen a anti-navajas.
Creo que la primera vez que oí hablar de la Navaja de Occam fue en una pregunta de trivial, y bueno, no deja de ser curioso para aplicarla de vez en cuando y siempre que no queramos calentarnos mucho la cabeza ;)
1 comentario:
Yo tengo otra "navaja", que es la Teoría de las Porfías: "la razón de Raffa será siempre la correcta". Ahorráos discutir.
Dedicado a los picones que no soportan esta teoría ;)
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